miércoles, 26 de octubre de 2011

-El juego-

El juego consistía en el olvido,
en dejarnos para los buenos recuerdos,
alguna memoria distante una noche
junto al mar en conversación con tu nieto,
como quien recuerda al pájaro herido
de cerbatana por su piedra
o la forma inconstante de una nube de verano.
Pero un dios itinerante y vagabundo
hizo de su ato un milagro
y nos volvimos a encontrar
con los mismos ojos
y las mismas legañas
mas con el cuerpo cárdeno:
navajazos, sietes, desgarrones...
Tú dijiste "sé bueno, pórtate bien",
y yo te dije lo mismo.
Así de la oscuridad, volvió la luz;
de lo irreal, se hizo la mañana
y en el silencio se oyó tu risa
como una proa ardiente
avanzando sobre las aguas.

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