jueves, 3 de noviembre de 2011

China y el fin de Europa

China, el paradigma del perfecto país orwelliano y controlador donde los ciudadanos se dedican a su recién ganada posición económica y miran a otro lado en cuestión de derechos humanos y democracia, plantea el eterno, y muy humano, problema de los intereses creados y el vergonzoso eclipse europeo, donde los negocios y los beneficios impidem mantener una postura muchísimo más dura con el país asiático, una nación que frente a Europa juega con la ventaja de no participar de las limitaciones de la democracia y no estar sujeta a la crítica permanente de unos medios de comunicación libres, aspectos los dos que han definido el espacio occidental desde el siglo XVIII con dolorosas y trágicas excepciones.

 Hoy en día ninguna administración, por izquierdista y altermundista que se pretenda, puede exigirle a China reformar su espacio político como en otro tiempo se hizo con cierta dureza contra la Unión Soviética, Sudáfrica, Irak o la propia España de Franco. La paradoja de ser beligerantes contra un país inofensivo como Cuba -a pesar de que su sistema de representación, derechos y economía sea deleznable-, pero ser tolerantes con sistemas totalitarios como el saudí, el chino o parodias de democracia como la Rusia de Putin, y habría que ver hasta qué punto la democracia vigilada japonesa, vuelve a Europa y lo que representa frágil y débil. El hechizo de los valores occidentales que inspiraron en todos los pueblos oprimidos de la tierra a personas como Bolivar, Kemal, Mandela o el propio Gorbachov a tratar de adoptar el peor de todos los sistemas políticos, con excepción de todos los sistemas políticos restantes, como definía Churchill a la democracia representativa ha desaparecido bajo la descarada avidez de capitales y fuentes de energía que para mantener su estatus vital demandamos los europeos.

 ¿Con qué rostro vamos a exigirles a chinos, indios, brasileños o cualquier otro Estado en desarrollo que es preciso limitar su crecimiento para seguir atendiendo las demandas de la obesa sociedad occidental? Hemos perdido los valores y en el camino lo hemos perdido todo.